Por: Eire Girona, Social Media Strategist en IOMarketing

Sentada en el baúl de mi memoria y observando al mismo tiempo la realidad presente, no tengo más remedio que dibujar una sonrisa ante el crecimiento de la sociedad. Crecimiento o evolución que vivimos sin darnos cuanta por ser parte de nuestro día a día.

Y si así me lo permitís me gustaría que me acompañaseis a este viaje imaginario en el tiempo; Internet, tecnología, Marketing, web2.0, Social media, Palabras que si las hubiésemos dicho en un pasado no tan lejano, nos habrían tomado por científicos de la Nasa. O peor aún, nos habrían mirado como a lunáticos. Qué cosas, ¿verdad?

Pero para abreviar este paseo por nuestra propia evolución, me voy a centrar en un pequeño personaje, una red social, y lo distinto que resulta todo en nuestros tiempos.

Todos nos acordamos de aquel pequeño, moreno Marco, con un simpático mono siempre de acompañante y las mil peripecias que tuvo que sufrir por lograr su noble objetivo. Un niño que por causas ajenas a su infancia, se vio deambulando de los Apeninos a los Andes, en busca de su tesoro más importante: En compañía de su mono (Amedio), se lanzó a la aventura de ir a buscar a su madre.

Y ahora me pregunto yo, que fácil le hubiese resultado sufrir esa tragedia en nuestros días. Simplemente desde su dormitorio, con un ordenador y conexión a Internet. Conectarse a Google, o meterse en Facebook y escribir, en buscar, el nombre de su madre; montar una campaña de búsqueda e incluso Twittear con el #BusquemosAMamadeMarco, y como quien no quiere la cosa, en breve sabríamos los seguidores de la cuenta de su madre, sus amistades en Facebook y sus gustos en esta vida.

Pero no olvidemos que este privilegio también tiene sus contrapuntos.

Todos sabemos cómo una noticia o información corre como la pólvora en nuestro mundo actual. Ejemplos simples que te encuentras en el día a día. Como aquel adolescente que anunció su cumpleaños con una fiesta, en su red social, y su casa se llenó de un número descontrolado de desconocidos y un largo etcétera.

Nuestra evolución en la tecnología nos guía por los  caminos más inverosímiles para el hombre: al igual que hoy un bebé se aburre con una revista porque no se mueven las imágenes al desplazarlas con su dedito y no quiere jugar con esa cosa que no se mueve, porque no puede interactuar con ella, Cientos de cosas que ahora son normales y cambiantes, adaptaciones que hemos hecho en nuestra cotidianidad sin saber por dónde han llegado.

No hay tiempos mejores, ni peores, simplemente tiempos a los que nos acoplamos sin más, porque es parte de toda evolución, lo importante es pasar y vivir esas etapas disfrutando tanto de las herramientas como de los medios.

Yo me imagino a Marco, mandando un WhatsApp, al médico de su madre para saber de su estado hasta su llegada. Algo imposible para él, pero algo que es lo más lógico en nuestros adolescentes.

Tanto en el lenguaje, como en los medios vamos cambiando.

Podríamos jugar con un sin fin de comparativas, las cuales sin duda alguna nos harían sonreír por lo sorprendente.

Y como hoy he creído que no era necesario hablaros de  cómo ser el mejor en nuestro trabajo, o lo que se debe hace en las redes sociales, el Social media, como ser los más seguidos en Twitter, o cómo conseguir seguidores, del posicionamiento de una marca, la importancia del 2.0 en nuestros días, o del apasionante mundo del Marketing. No, no os voy hablar de nada de eso.

Hoy os agradezco por la compañía en este viaje imaginario en el tiempo, y si pudiese mandarle un correo a ese niño de trece años, llamado Marco, le diría, lo mismo que le dijo el médico de su madre, que gracias a su capacidad humana, fue el único que supo salvar a su mamá. Capacidad humana, para un mundo en constante movimiento.

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